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¡Qué manera de explicar las cosas!


Las cosas que ocurren, creo yo, se deben a una cantidad de variables. Pero hay quienes resumen todo en sentencias que no toman el conjunto de las situaciones sino solo el aspecto en el que quieren enfrascarse.


Una casa en el barrio Tucunaré se incendió hace algunos años. En ella fabricaban veladoras y vendían buena cantidad de ellas, tenían empleados, era un taller familiar pero bien organizado. Un vecino evangélico me susurró al oído: “Dios ha dicho que no quiere idolatría y la gente no escucha, entonces Dios actúa castigando al que no quiere escuchar”.


Recuerdo el incidente de las torres gemelas en Estados Unidos. Luego del colapso de las torres y de la muerte de más de 3.000 personas varios predicadores norteamericanos entre ellos el famoso Pat Roberson, decía que ello había sucedido porque “se enseñaba poco la religión en las escuelas y las familias norteamericanas no acudían en grupo a las iglesias a escuchar los sermones dominicales”. Que debían hacerse reformas constitucionales para garantizar, para establecer por ley la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas. Otra explicación religiosa de un suceso en el que nuevamente Dios se muestra por sus mismos representantes en la Tierra castigando a las personas y familias por no haber actuado conforme a “su voluntad”. Pat Roberson no fue el único, hubo una oleada de predicaciones del mismo estilo sobre el mismo tema durante un tiempo largo.


El tercer elemento que traigo a la memoria es el Tsunami asiático, incidente de enormes proporciones que afectó a los puntos más distantes del planeta en dos centímetros al menos, moviendo el eje terrestre, causando olas enormes, matando centenares de miles de personas. Nuevamente la explicación tendenciosa se propagó. Vi un power point que decía que no había que extrañarse de semejante hecho porque por siglos los asiáticos violaban las normas alimentarias de Levítico y que comían toda clase de insectos prohibidos (¿incluyendo los famosos de 4 patas que menciona ese capítulo de la Biblia?) y nuevamente la mentalidad acusadora explicaba el suceso como un “castigo de Dios”.


Eso es producto de mentalidades estrechas que se encierran en un pensamiento y no ven más nada. Se consideran “elegidos de Dios” que ante los males que a otros suceden inmediatamente explican los hechos como castigos por no ser parte de su pueblo, por rechazarlos, por no escucharlos, por no bautizarse en sus iglesias, por no compartir su fe. Y sucede que las cosas que pasan, como dije al comienzo, tienen una cantidad de variables que ellos no tienen en cuenta.


El mundo no gira sobre el aspecto religioso sino sobre la economía. Los que panifican la economía manejan el mundo. ¿Alguna prueba de que es la economía la que mueve al mundo? Tuve una conversación en una cancha con varias personas, algunas miembros de iglesias diferentes y otros críticos independientes, como yo. Les hice una simple pregunta y escuché sus respuestas.

“Aunque sé que las iglesias tienen un conjunto de 20 o 30 doctrinas, ¿podrían resumir o decir cuáles son las principales doctrinas de sus iglesias? Es decir, ¿podrían decirme las que consideren las dos o tres doctrinas más importantes de todas las que tienen?


Uno de ellos dijo que era casi imposible renegar o dejar de lado alguna doctrina y creo que su iglesia tenía 25 doctrinas importantes las resumió en 23 lo cual no fue ningún progreso. Otros dos si respondieron concretamente el pedido. Alguno dijo que su iglesia giraba sobre el santuario, la ley y Cristo como el Salvador, otro que la fe, el rapto y la salvación en Cristo. Los dos últimos mencionaron las tres doctrinas fundamentales que les pedí.


Mi respuesta fue simple y sencilla. Sus iglesias no tienen dos o tres doctrinas fundamentales sino UNA SOLA. Es la de la mayordomía cristiana o sea el diezmo, si yo le quito la doctrina del diezmo a cualquier iglesia desaparece, mientras que si le quito 5 o 10 doctrinas de las que ellos predican, finalmente no desaparecerán sino que se transformarán en otra o se adaptarán a un nuevo tipo de creencia. Las iglesias giran sobre la economía, esa es mi prueba absoluta.


Volviendo a los tres ejemplos mencionados arriba, el incendio de veladoras, el caso de las torres gemelas y el tsunami asiático, hay explicaciones que hay que considerar en cada caso, diferentes al determinante religioso y castigador que es el que siempre nos presentan.


En primer lugar tocaría mirar estadísticas o, algo más simple, averiguar con vecinos o conocidos si a ningún creyente no se la quemado la casa. Creo que eso le pasa a cualquiera sin importar que fe tenga, un incendio tiene causas físicas como una chispa o un corto, y también tiene la imprudencia como causa. Pero creo que es imposible decir que a los miembros de iglesias cristianas no se les quema la casa. Claro que aquí explicarían con su bella teología que “Dios los está probando”.


El caso de las torres gemelas tiene un trasfondo con muchos elementos. Habría que ir a la historia antigua y darnos cuenta del conflicto viejo entre Oriente y occidente. Habría que considerar el robo de 60 años de petróleo por parte de las petroleras británicas y americanas a Irán e Iraq por ejemplo, el papel traidor de los jeques de esos pueblos que recibieron limusinas a cambio del saqueo, el papel de la OPEP, el conflicto entre los conservadores ayathollas y los dictadores impuestos por occidente que originaron sucesos como la revolución iraní, el papel de Jhomeini, el conflicto en los Emiratos, el papel de Hussein, etc. Muchos aspectos de la economía y de la geopolítica que son más influyentes como motivadores de los ataques suicidas que el aspecto religioso que siempre ponen como explicación de todo.

Y lo del Tsunami es un hecho físico, natural, una sacudida del planeta que pudo pasar en otra parte así fuera cristiana o atea, o así comieran pollo y cerdo o fueran vegetarianos y amigos de los perros y las focas.


Como crítico de la Biblia ya he sido acusado de estar castigado por Dios por cualquier cosa que me pasa. Yo pudiera dar mi testimonio de como en una semana rompí accidentalmente el espejo de una moto, estuve en una oficina congestionada con un ventilador lejano al que me fui aproximando en la medida en que avanzaba la fila y se dañó justo cuando me le paré al frente, así como terminando un trabajo de pintura y publicidad causé un problema eléctrico en el local y debí asumir los gastos de la reparación, que fueron absolutamente equivalentes a lo que me pensaba ganar con mi trabajo. Todo en una semana. Menos mal que no conté eso enseguida porque inmediatamente y desde mi misma casa hubieran empezado los cuestionamientos a mi fidelidad a Dios y al rechazo a su divina luz, a sus divinos instrumentos (la Biblia y los cristianos) y me hubiera tocado salir gritando: “He fallado, ¡Dios me está castigando!”


Pero no, los ventiladores se queman y se dañan y no tienen discriminación para hacerlo solo con determinado grupo de personas. Creo que hasta al hermanito Gerson se le debe haber dañado algún ventilador. Y seguramente el pobre muchacho de la moto al que quebré el espejo, si contó eso en su casa y allí había de esos cristianitos juzgadores del mundo que me rodean, fue acusado de no andar en la luz y de andar recibiendo castigos por eso. Y cualquiera rompe o daña cosas cuando trabaja.

Qué mala leche de aquellos que se consideran jueces de los demás e intérpretes de los fenómenos que ocurren con tanta naturalidad en el mundo. ¿Será que a ellos no les pasa la corriente al abrir la nevera provocando un madrazo santo?


No al fundamentalismo
Sí a la razón no a la fe ciega

Un sabio de nuestra época dijo que si lo ponían a escoger entre tener la verdad y buscar el modo de lograrla escogía este último camino como el mejor.

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